La Ley de Vibración es una de las más bellas e interesantes leyes que rigen nuestro universo. Se basa en el enunciado siguiente: Nada está inmóvil, todo vibra. Este Principio enseña la Verdad de que todo está en perpetuo movimiento y que nada permanece estático; ambas afirmaciones ya están confirmadas por la ciencia moderna.
Este Principio Hermético fue dado a conocer hace unos cuantos miles de años atrás por los maestros del antiguo Egipto.
Explica que las diferentes manifestaciones de la materia, de la mente, de la fuerza y aun del espíritu (que no son otra cosa que diferentes grados vibratorios). Desde el todo hasta la materia más baja están en vibración. Así es como la vibración del espíritu es de una intensidad infinita, tanto que podría considerarse como que está en reposo total. En el otro extremo de la escala, hay formas de materia densísima que, igualmente, parecieran estar en reposo.
De ahí el aforismo que dice: Los extremos se tocan. Desde el corpúsculo pasando por un electrón, el átomo, la molécula, hasta el astro y los universos, todo se encuentra en perpetua vibración. De allí que una comprensión exacta de este Principio habilita al estudiante para controlar sus propias vibraciones mentales.
Los Maestros emplean este Principio para conquistar los fenómenos naturales. Quien comprende el Principio de Vibración, ha alcanzado el Cetro de Poder.
Cada persona o cosa posee su determinada rata vibratoria. En el campo espiritual, la vibración se manifiesta en zigzag. Toda materia, obedeciendo a la Ley de Vibración, ejecuta dos movimientos rotatorios: uno, en el cual gira sobre sí misma: atrayendo todo hacia su centro (fuerza centrípeta) y otro, en el cual rota alrededor de algo irradiando hacia fuera, alejándose de su centro (fuerza centrífuga). Nosotros, por Ley de Vibración, atraemos algo o alguien hacia nosotros y, por ello, estamos usando consciente o inconscientemente la energía llamada magnetismo; somos un imán, estamos jalando hacia nosotros, hacia nuestro centro, las vibraciones. Al mismo tiempo, y por la misma Ley de Vibración, también irradiamos desde nosotros hacia fuera.
El que sólo usa la vibración centrípeta y todo lo pretende atraer hacia él, hacia su centro, es un egoista y tiene una rata vibratoria baja, es un centro estacionario que no evoluciona, porque la evolución siempre es sinónimo de servicio. En cambio, el que usa la Ley de Vibración en forma centrífuga, vale decir, que irradia algo hacia fuera (presta un servicio), camina, avanza en el sendero espiritual.
Debemos usar los dos movimientos, al igual como lo hacen los planetas, comenzaremos centrando nuestra atención en nosotros, aseando, embelleciendo, alimentando nuestro cuerpo físico, emocional y mental.
El metafísico debe polarizar el ambiente, llevando siempre su mente al estado positivo.
El pensamiento positivo vibra en alta frecuencia, sus colores son claros, brillantes y luminosos. El pensamiento negativo, en cambio, vibra lentamente y sus colores son opacos.
El hermetismo enseña que el movimiento vibratorio de la luz, el calor, el magnetismo, la cohesión, es el principio de atracción molecular que llamamos comúnmente, amor.
Los estados de ánimo vibran y lanzan sonidos y colores al espacio. Todos los estados mentales son lanzados al exterior a partir del cuerpo que los crea y van golpeando cuerpos afines como lo hacen las vibraciones emitidas por instrumentos musicales y, por ende, estas vibraciones afectan a otras mentes, para bien o para mal.
En cambio, los pensamientos generosos de fraternidad, ideas respecto de Dios y de los Maestros de Sabiduría, nos llevan a vibraciones de un alto nivel y tienen el poder de elevar de plano cualquier vibración negativa, pudiendo curar enfermedades, resolver problemas, etc.
Sentimiento y mente forman el alma, a base de lo que llamamos personalidad. Cada quien adquiere y es una cifra vibratoria y actúa siempre bajo esa ecuación.
La vibración, conocida como emoción estética, es una de las formas más corrientes por medio de las cuales un individuo puede pasar de un estado de conciencia negativo a otro positivo. Esto se produce al ponerse en contacto con la belleza, en cualquiera de sus formas: un bello paisaje, una pintura, una poesía, la bella imagen de una madre y su hijo, etc.
Ya conocemos el Principio de Vibración, ahora debemos aplicarlo para tener siempre una alta vibración y pensamientos bellos y bondadosos.
Para comprender mejor la ley de atracción es necesario entender cómo funcionan las vibraciones.
Ya dijimos cuando hablamos del principio de vibración que todo vibra. Nosotros también somos seres vibratorios. Cuando pensamos, sentimos y deseamos emitimos vibraciones, y alrededor nuestro se crea un campo que nos define energéticamente. Ese campo magnético atrae hacia nosotros vibraciones similares, de manera que todo: las personas y circunstancias que nos rodean, son las que corresponden a lo que emitimos.
En consecuencia, para poder cambiar debemos modificar la frecuencia vibracional.
Por ejemplo, una persona enferma no puede curarse si continua en la misma frecuencia que provocó su enfermedad.
Esto se logra cambiando los patrones mentales o pensamientos y creencias.