www.eluniverso.com Cuando Joaquín, un abogado de treinta años, entró a la habitación, se desilusionó un poco. No había una bola de cristal en medio de la mesa ni las ventanas estaban cubiertas de cortinas oscuras; tampoco había inciensos, fetos de animales enfrascados o cualquier otro artilugio sospechoso como en las películas. ...
Leer más