En una época de escepticismo como la nuestra, la pata de conejo sigue siendo uno de los amuletos preferidos para atraer la buena suerte.
La noche del estreno de una obra de teatro, los actores se maquillan con una pata de conejo. Para desearle buena fortuna, se pasa rápidamente la pata de un conejo sobre la frente de un recién nacido. Estos amuletos se venden en abundancia en los lugares donde se practican los juegos de azar. Algunos deportistas llevan patas de conejo colgadas del cuello.
Los historiadores dicen que la confusión con las liebres es lo que produjo la creencia en los poderes sobrenaturales de los conejos. En muchas sociedades paganas se rendía culto a las liebres. En Europa se les temía, pero al mismo tiempo se creía que eran sagradas. Como animal nocturno que es, a veces en las noches de luna llena sólo se podía ver su silueta perfilada en el horizonte, como si estuviera danzando en forma mágica.
En China, la combinación de la Luna y la liebre simboliza el poder. En Inglaterra se decía que la liebre tenía ojos malignos cuyo resplandor sólo podía contrarrestarse si se tenía a mano la pata trasera de una liebre. Cuando Boadicea peleó contra los romanos, se dice que llevaba una liebre cerca del pecho para asegurar el triunfo en la batalla. Los aztecas creían que las liebres tenían poderes curativos milagrosos; un remedio seguro para algunas enfermedades era arrojar la piel del animal a una hoguera y aspirar el humo.
Después de que San Agustín, el primer, arzobispo de Canterbury, convirtió a los ingleses al cristianismo en el siglo VI, los símbolos y las prácticas paganas fueron prohibidos. En lugar de adorar a las liebres, muchos ingleses optaron por llevar consigo una pata de este animal escondida entre la ropa. Más tarde, los conejos llegaron a Inglaterra, probablemente después de la conquista de los normandos y como portadora de la buena suerte, la pata de conejo más fácil de obtener se popularizó.
Muchas personas se preguntan por qué una pata y no una oreja o los bigotes es el amuleto de la buena suerte. El pie en muchas culturas es símbolo de potencia. Como la liebre y el conejo son dos de los mamíferos que se reproducen con mayor rapidez, no es difícil entender por qué se cree que la pata confiere extraordinarios poderes. Con la gran demanda que hay de patas de conejo, a la única criatura que éstas no le traen suerte es al desafortunado conejo.