Una creación pura que llegó a este mundo para aprender, enseñar, y también para cumplir con una misión.
Desde que llegaste a la tierra, has estado siempre protegido, siendo guiado por aquellos seres de luz que te recuerdan de dónde vienes. No, no eres una persona más del montón, pues, de hecho, nadie lo es. Todos estamos unidos, conectados por un círculo de luz, que solo podemos percibir una vez que abrimos nuestra consciencia.

Respira profundo y disponte a reencontrarte con ese poder que llevas dentro de ti ¿Cuándo dejaste de considerarte como una pieza sagrada? ¿En qué momento dejamos de percibirnos a nosotros mismos como instrumentos perfectos?
En ti habitan la creación y el amor incondicional. En conjunto con cada una de las partes de tu cuerpo, existe el don de la sanación, el poder de la conexión divina y una chispa de fe, dispuesta a encenderlo todo, pues en tus manos está, elegir comenzar a crear aquello que te mereces.
Es momento de despertar, de soltar todas las limitaciones que nos alejan de aquello que queremos ser, de eso que somos y que siempre hemos sido.
Llego la hora de soltar la culpa que viene por suponer que sabemos demasiado, cuando la realidad, es que nunca podremos saberlo todo. Y no, no tengas miedo. No existe nada malo en aquello que vibra en la sintonía del amor. Abre los brazos y el corazón mientras cierras tu mente: libera los juicios que has elegido sembrar en ti, incluso aquellos que en más de una ocasión has utilizado para definirte a ti mismo. Disponte a perdonar y permítete ser perdonado, sigue avanzando, que todo ha sido un plan ideado para tu evolución. Despídete del odio, el miedo y la tristeza. Aleja de ti lo que ya no te permita seguir creciendo. Deja ir para dejar llegar.
Y cuando creas que no eres capaz de hacerlo, observa todo el camino que has recorrido. Has sido desde el principio de los tiempos, un tesoro que Dios forjó con las estrellas de cada una de las constelaciones. Brillas por naturaleza, sin siquiera poder evitarlo. Eres dueño del universo, aunque te parezca algo extraordinario, pues siempre has tenido en las palmas de las manos, tu boleto hacía el paraíso.
Corre, ya no te niegues a aceptar que ahí afuera te esperan tus hermanos de luz, esos seres ancestrales, almas que observan todo con los ojos de la transformación, y que, como tú, están dispuestos a sintonizarse para reinventar a este mundo.
Regresemos a nuestro origen. Nuestro verdadero YO. Ese que, como un niño, cree en todas las magníficas posibilidades que la vida esta dispuesta a ofrecernos. Pide deseos a las estrellas mientras escuchas la música de la noche. Mantente en silencio un minuto, mientras percibes los latidos de tu corazón. Sonríeles a las mariposas, cántale a la vida. ¡Confirma que hoy y siempre eres testigo de las más bellas maravillas!
No escondas más tus dones. No guardes la voz que tienes. Elije usar tu poder y has con el todo aquello que crees que haría a esta tierra brillar un poco más.
Con amor, Pame Lizcano.
Escritora y Canalizadora Angelical
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