Guarda tu celular. A menos que estés esperando una llamada muy importante, no hay necesidad de tener el celular sobre el escritorio y estarlo revisando cada cinco minutos.
Limpia tu escritorio. Quita todos los distractores que puedas tener y deja visible solo aquello que sea vital para el desempeño de tu trabajo.
Desconecta Internet (aunque sea por un momento). Si vas a realizar un reporte o algún documento cuya información se encuentra en tu computadora no es necesario que estés conectado a Internet ya que solo representa una tentación para estar revisando tu correo electrónico o tus redes sociales.
Mide tu tiempo. Antes de iniciar tu rutina de trabajo cerciora que tareas son las que debes realizar. Ordénalas de la más importante a la menos y asígnale un tiempo para culminarla. Comienza por la tarea prioritaria y ve desahogando tu agenda hasta llegar a la menos importante, trata de cumplir con el lapso que estableciste para cada una.
Aíslate. Si compartes tu espacio de trabajo con otros compañeros y te es imposible trabajar en un cubículo aparte aíslate de tus compañeros al usar tapones para oídos o bien usa unos audífonos y escucha música que te permite trabajar y no distraerte de tus tareas, como música ambiental o algún sonido que te concentre.
Tómate un descanso. Toma descansos de cinco minutos cada hora para desestresarte y refrescarte. Haz estiramientos de cuello y espalda y toma agua para sentirte renovado.
Establece un lugar de trabajo. Si eres una persona que puede trabajar desde diferentes lugares, fija una ubicación determinada para hacerlo, así conocerás el ambiente y no te distraerás tan fácilmente por factores nuevos.
Lubrica tus ojos. Estar frente a la computadora por muchas horas puede provocar que tus ojos se resequen y al final del día te duelan o estén rojos. Para evitarlo compra en una farmacia unas gotas para lubricarlos y póntelas regularmente, de esta manera, evitarás el cansancio en ellos.
Cuida tu alimentación. Cuando nos sentimos cansados muchos recurrimos al azúcar para despertar, así comemos un trozo de chocolate, galletas o un panecillo, si bien esto te mantiene despierto su efecto vigorizador es por corto plazo. Para esos momentos en los que tu cerebro y tu cuerpo ya está cansado prefiere fruta fresca o nueces. Un ejemplo de esta comida sana es la manzana. Un estudio reciente ha descubierto que gracias a los flavonoides que contiene ayudan a mantener al cerebro joven, ya que mejora sus funciones neuronales, y sirve de soporte a la función neurocognitiva. Los antioxidantes (quercitina y vitamina E) lo ayudan a estar alerta y nos permiten pensar más y mejor. Comer una manzana a media mañana es más efectivo que una taza de café.
Como ves, lograr la concentración adecuada en tu trabajo es posible siempre y cuando se consigan y adapten las condiciones correctas como el no dejarse interrumpir, organizar las tareas en prioridad y tiempo.
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